Mañana voy a presentar "AQUÍ DONDE CANTAMOS COMO QUIEN RESPIRA" el preciosísimo disco "Gracias a vosotros" en el que MARÍA DOLORES PRADERA canta a dúo con grandes artistas que que van desde Joan Manuel Serrat, a Diego Cigala, pasando por Aute, Ana Bélén, Miguel Poveda, Pasión Vega o Pablo Alborán.
Previamente a esa presentación, quiero haceros llegar un "retrato íntimo" que le escribí a María Dolores, en 1998, y que está publicado en mi libro "Crónica cantada de los silencios rotos. Voces y canciones de autor 1963-1997" (Alizanza Editorial).
Creo que este retrato de las claves necesarias para entender el "cuelgue" de mañana, y entre esas claves, la amistad entrañable que me une a María Dolores; y las razones por las que decidí incluirla hace años en aquel libro dedicado a la "canción de autor", y por las que vuelvo a hacerlo hoy, en este blog.
Ella es de esas pocas artistas –cantante– que ha sabido romper todas las fronteras y tender todos los puentes necesarios para crear una auténtica canción popular al margen de cualquier tipo de encasillamiento...; hace años en una cena con Carlos Cano decidimos nombrarla "cantautora de honor", y en este momento, renuevo y me reafirmo en aquel nombramiento.
Ella es de esas pocas artistas –cantante– que ha sabido romper todas las fronteras y tender todos los puentes necesarios para crear una auténtica canción popular al margen de cualquier tipo de encasillamiento...; hace años en una cena con Carlos Cano decidimos nombrarla "cantautora de honor", y en este momento, renuevo y me reafirmo en aquel nombramiento.
Caricatura de María Dolores Pradera creada por Alfredo González, para el libro "Crónica cantada de los silencios rotos", de Fernando G. Lucini. |
«Al iniciar este retrato he de confesar que me traicionan mi emoción y mi sensibilidad puestas en pie indomables y aplaudiendo; aplaudiendo, a todo rabiar y sin cansarme, no a una voz, ni siquiera a una voz que borda canciones –"que las esculpe", como dice Vázquez Montalbán–; aplaudiendo a un ser humano hermosa y profundamente bello, a una mujer extraordinariamente artista, a una amiga exquisitamente delicada: aplaudiendo a María Dolores Pradera; "aplausos abrazos" y ¡oles!, "aplausos ¡gracias!", "aplausos viento mensajero" para decirle sencillamente que su canto y, en su canto, todo su ser son canto y ser de "coloma blanca"; paloma blanca como una sonrisa, paloma que canta canciones de lluvia fértil y a la que hasta los geranios y las clavellinas saludan al pasar.
Es ésta una posición personal, no subjetiva, sino objetivamente prendada de su arte y de su personalidad; objetividad que se afianza en mí al saberla compartida, no ya con un pueblo, el nuestro –en su sentido más amplio, más diverso y más plural–, sino con los pueblos hermanos de Latinoamérica, en los que ella es tan querida y tan admirada como las mismísimas Chabuca o Violeta.
Por una serie de circunstancias profesionales vengo viajando, con frecuencia por el continente hermano, y es escalofriante escuchar allí los piropos que aquellos pueblos, y sus gentes más sencillas, le dedican a María Dolores, y es que María Dolores tiene vocación de puente: puente que une, que comunica, que rompe barreras, que hermana, que sabe ser camino de ida y vuelta; puente peatonal, de adoquines antiguos e inmortales, por el que puedes circular de orilla a orilla, sin semáforos, sin atascos, sin contaminaciones y sin más ruidos que los de las pisadas, las risas, la palabras amables o los suspiros.
Ella es puente de sensibilidades entre la canción latinoamericana y la que nace en nuestro país; ella es también puente de coherencias –respetables y respetadas– entre lo que se dio en llamar "la canción" y "el otro cantar" –entre lo que, a partir de los años sesenta, se encasilló genéricamente como la "canción ligera" y la que hacían los "cantautores"–; tan puente ha sido, en esa perspectiva, que ella precisamente, María Dolores, con su voz, con su arte, y con su sensibilidad, ha sabido deshacer cualquier tipo de encasillamiento...; hay buenas y malas canciones; canciones de calidad y "chabacanerías musicales de oropel" –bondad y calidad que, como en toda obra artística, siempre vienen dadas por los ámbitos de belleza, de sensibilidad, de honestidad y de honradez que pueden transmitirse a través del gesto creador y comunicativo–.
María Dolores Pradera. |
Del corazón y de la voz de María Dolores Pradera no pueden salir más que canciones de calidad: tradicionales, de Carlos Cano, de Parera Fons, de Maria del Mar Bonet, de León y Quiroga, de Chabuca, de Atahualpa, de Pablo Guerrero, de Matamoros, de Amancio Prada. de "Ferrusquilla", de Joaquín Sabina, de Simón Díaz, de Serrat, o de quien sea... ¡qué mas da!...; ella selecciona su repertorio con unos criterios tan seria y responsablemente artísticos, y con una sensibilidad tan extremadamente exquisita, que es muy difícil que pueda equivocarse...; es más, resulta tan intensa y tan nítida su calidad que, en muchos casos, dada la autenticidad y la delicadeza de su cantar, supera con creces, a la de los autores que interpretan sus propias creaciones.
Y tras todo esto, aún uno puede preguntarse: ¿Qué tiene esta mujer a la que tanto, y durante tanto tiempo, se admira y se respeta? La respuesta para mí es evidente; intentaré reflejarla con las palabras que reflejan tres colores:
El "rojo" de la fuerza de su voz, de la pasión de sus sentimientos, de su amor por la libertad y de su permanente actitud de lucha por mantenerse viva en su coherencia y en su cantar. El "verde" de su esperanza, de sus vivacidad contagiosa, de su refinada elegancia, de la frescura de su voz y de su mirada. Y el "blanco" limpio de su alegría; alegría siempre mantenida, pese a los palos que le ha podido dar la vida; blanca sonrisa; blanca y dina ironía..., amistad blanca que aplauden ahora mis manos entusiasmadas, uniéndose al compás de mi emoción y de mi sensibilidad... Roja, verde y blanca, así es, María Dolores, como te tengo y como te quiero».
(Como complemento a este "retrato íntimo" os dejo ahora dos vídeos para que podamos disfrutar "de lo lindo"..., ¡nos lo merecemos!. En el primero María Dolores canta con Joaquín Sabina "La flor de la canela"; en el segundo, canta con Carlos Cano, "María la Portuguesa").
Como comparto esta bella descripcion de Maria Dolores. Ella es musica, sentimiento, sensibilidad, elegancia, dulzura, belleza, alegria.... Ella es luz, amor y pasion... Ella es todo lo hermoso que un ser humano pueda sentir e imaginar. La he amado desde siempre,
ResponderEliminarpues ella es amor eterno....