Joan Baptista Humet. |
El próximo día 30 de noviembre hace tres años que nos dejó un cantautor de los grandes, de los buenos, de los inolvidables, de los que permanecerán siempre vivos en la memoria de la "canción popular" por la extraordinaria belleza y sensibilidad de sus creaciones; su nombre es Joan Baptista Humet. Nació en Navarrés –pueblo agrícola del interior de Valencia– el 4 de enero de 1950 y falleció el 30 de noviembre de 2008, en Barcelona.
Llega el otoño a Navarrés de nuevo
va encaramándose a los olmos sobre el sendero.
Llega en el viento que recorre los sembrados
y en el reloj del campanario estropeado.
Llega el otoño a madurar los campos
fluye por la canal y cuelga de los naranjos
y a media tarde se adormece en el casino,
apura un vaso de vino y abre un dominó».
(Joan Baptista Humet. "Otoño en Navarrés". 1982)
Cartel del I Fesival de Canción de Autor "Otoño en Navarrés" que se celebrará en la Casa de la Música de Navarrés. los días 2 y 3 de diciembre. |
Sobre los primeros pasos dados por Joan Baptista Humet en el mundo de la canción, creo que resulta interesante acudir a lo que él mismo relataba en su autobiografía:
«Nada más nacer volví en brazos de mi madre a Terrassa –la ciudad donde vivía la familia–, allí crecí y estudié once años en las Escuelas Pías de Terrassa. Acabé el Preuniversitario y en 1968 me fui a Barcelona, a 30 kilometros de allí, a estudiar Arquitectura. Llegué a tercero de primero. Es decir, repetí curso por dos años. Yo tocaba algo la guitarra, y seducido por el arte de Joan Manuel Serrat, que entonces emergía, junto a otros cantautores, como una isla bellísima en un mar de mediocridades de la España de la pandereta, decidí que quería dedicarme de lleno a la música, a componer y cantar mis canciones como ellos.
Reconozco que mis padres debieron sufrir cuando les anuncié que dejaba la carrera, pero hoy valoro el respeto y la confianza que mostraron hacia quien no era sino un chiquillo.
A los 18 años, en octubre de 1968, canté por primera vez, en un teatro de Terrassa. Fueron tres canciones junto a Serrat, y ahí me acabé de decidir. Todo estaba por hacer, pero ante mí solo se abrían posibilidades, magníficas posibilidades de actuar en directo en el contexto de la llamada “cançó catalana”.
Conocí entonces a Lluís Llach, y estuve actuando a su lado como telonero por dos años. En 1970, Columbia, una compañía de discos, me propuso mi primer contrato discográfico.
Joan Baptista Humet. Segundo single. Columbia, 1971. |
Fue la época de temas escritos en catalán como "Gemma", "Busco una flor", "Tonades", etc., y luego un long play llamado «Fulls» («Hojas») (1973).
En 1973 fui a hacer el servicio militar a Palma de Mallorca. Allí conocí a Loli, la mujer con la que me casaría dos años más tarde. Con ella tuve dos hijos, Joan y Esteve, aunque por respeto a ella, en casa se habló siempre castellano. Así había sido siempre en mi niñez; en casa de mis padres se habló castellano por idénticas razones, y era lógico pensar que yo acabaría componiendo canciones en castellano. Y así fue: la mili, junto a Loli, fue el escenario perfecto. De ahí nació «Diálogos», mi primer disco en lengua castellana, que grabé para Movieplay».
Aquella decisión de cantar en castellano, vivida por Humet de forma natural, le obligó a distanciarse del movimiento de la "nova cançó"; fue una decisión –difícil para Joan– que no fue ni comprendida ni aceptada. Con frecuencia se le criticó, e incluso se le marginó, en ciertos círculos culturales catalanistas, al considerar que sus creaciones y sus planteamientos eran demasiado comerciales; crítica que en el fondo enmascaraba, como también ocurrió en el caso de Serrat, el rechazo –teñido de intolerancia– hacia la opción que un buen día tomó de cantar en castellano.
Personalmente, al margen de mediocridades ideológicas "de poca monta" como las mencionadas, creo que Joan Baptista Humet fue –y ahí queda su obra para comprobarlo– un poeta y un músico de enorme sensibilidad y de una extraordinaria nobleza y humanidad; cualidades que le ayudaron a hacerse muy popular y a conectar con un público que llegó a sentirse plenamente identificado con las experiencias y con los sentimientos que era capaz de transmitir en sus canciones.
Prueba de ello fueron las canciones que grabó, por ejemplo, en su disco titulado "Hay que vivir", editado en 1980.
Entre esas canciones destaca por ejemplo «Clara», en la que Humet aborda –en el contexto de principios de los años ochenta– la desgarradora y absurda muerte de una joven como consecuencia del consumo de drogas. Enternecedora canción –tierna y desgarradora la vez– que nos aporta el tono y la calidad humana y artística de este cantautor lamentablemente ausente.
Primer LP de Joan Baptista Humet: «Fulls» (Columbia, 1973) |
En 1973 fui a hacer el servicio militar a Palma de Mallorca. Allí conocí a Loli, la mujer con la que me casaría dos años más tarde. Con ella tuve dos hijos, Joan y Esteve, aunque por respeto a ella, en casa se habló siempre castellano. Así había sido siempre en mi niñez; en casa de mis padres se habló castellano por idénticas razones, y era lógico pensar que yo acabaría componiendo canciones en castellano. Y así fue: la mili, junto a Loli, fue el escenario perfecto. De ahí nació «Diálogos», mi primer disco en lengua castellana, que grabé para Movieplay».
Aquella decisión de cantar en castellano, vivida por Humet de forma natural, le obligó a distanciarse del movimiento de la "nova cançó"; fue una decisión –difícil para Joan– que no fue ni comprendida ni aceptada. Con frecuencia se le criticó, e incluso se le marginó, en ciertos círculos culturales catalanistas, al considerar que sus creaciones y sus planteamientos eran demasiado comerciales; crítica que en el fondo enmascaraba, como también ocurrió en el caso de Serrat, el rechazo –teñido de intolerancia– hacia la opción que un buen día tomó de cantar en castellano.
Personalmente, al margen de mediocridades ideológicas "de poca monta" como las mencionadas, creo que Joan Baptista Humet fue –y ahí queda su obra para comprobarlo– un poeta y un músico de enorme sensibilidad y de una extraordinaria nobleza y humanidad; cualidades que le ayudaron a hacerse muy popular y a conectar con un público que llegó a sentirse plenamente identificado con las experiencias y con los sentimientos que era capaz de transmitir en sus canciones.
Prueba de ello fueron las canciones que grabó, por ejemplo, en su disco titulado "Hay que vivir", editado en 1980.
Entre esas canciones destaca por ejemplo «Clara», en la que Humet aborda –en el contexto de principios de los años ochenta– la desgarradora y absurda muerte de una joven como consecuencia del consumo de drogas. Enternecedora canción –tierna y desgarradora la vez– que nos aporta el tono y la calidad humana y artística de este cantautor lamentablemente ausente.
«Clara, distinta Clara,
extraña entre su gente, mirada ausente.
Clara, a la deriva
no tuvo suerte al elegir la puerta de salida.
Clara, abandonada
en brazos de otra soledad.
Esperando hacer amigos por la nieve
al abrigo de otra lucidez,
descubriendo mundos donde nunca llueve,
escapando una y otra vez.
Achicando penas para navegar...
Estrellas negras vieron por sus venas
y nadie quiso preguntar.
Clara se vio atrapada
abandonó el trabajo, se vino abajo.
Clara languidecía
perdida en un camino de ansiedades y ambrosías.
Clara no dijo nada
y un día desapareció
Recorriendo aceras dicen que la vieron
ajustando el paso a los demás
intentando cualquier cosa por dinero
para hincarse fuego una vez más.
Esa madrugada
Clara naufragó,
tenía el mar de miedo en la mirada,
las ropas empapadas
y el suelo por almohada,
y lentamente amaneció».
(Esta canción puede escucharse en: http://www.youtube.com/watch?v=c2w148XdZhY)
(Esta canción puede escucharse en: http://www.youtube.com/watch?v=c2w148XdZhY)
De esta bellísima canción –que no ha perdido vigencia, como muchas de nuestros grandes "cantautores"– Juan Trova, creador granadino, interpretó una magnífica versión, acompañado del propio Humet; versión que puede escucharse en el disco titulado «Segundo corazón» que Juan Trova grabó en el año 2006.
(Por cierto, Juan presentará en Madrid –en Libertad 8– su nuevo disco-libro «Alguien al otro lado», creado en colaboración con el poeta Andres Neuman. Concierto que se celebrará el próximo día 6 de diciembre y que promete ser espectacular porque está previsto que le acompañen dos músicos y guitarristas extraordinarios: Nicolás Medina y Alberto Ruiz...; todo un lujo del que, por supuesto, no me voy a privar. ¡Allí estaremos!... El Libertad 8, el próximo día 6).
Y por hoy, concluyo este primer "cuelge" dedicado a Joan Baptista Humet...; mañana y pasado seguiré hablando de su personalidad y de su obra, e, inevitablemente, del amigo; una amistad que iniciamos en Barcelona a partir de la presentación en el Palau de la Música de su obra «Fins que el silenci ve» («Hasta que el silencio llega») (1979).
El rechazo de sectores catalanistas no se justifica, pero creo que debe contextualizarse. Eran tiempos en los que cantar en catalán, vasco o gallego implicaba una posición ideológica (y me parece que ahora, por desgracia, también). La sociedad estaba muy radicalizada y, en todos los órdenes sociales se palpaban estas actitudes, no sólo en la música. Los luchadores por la libertad, como tú, lo habéis vivido y sufrido. Hay que situarse en ese contexto para entenderlo. El tiempo ha permitido comprobar que Humet, Serrat, Llach o Raimon siempre han estado en el mismo bando.
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