Ahora que ya se aproximan las próximas elecciones generales en España y que estamos –sin deber estarlo todavía– en plena campaña electoral, siento el deber de recordar unas palabras pronunciadas –el 7 de mayo de 2008– por el fotógrafo y periodista cordobés GERVASIO SÁNCHEZ con motivo de la recogida del Premio Ortega y Gasset que le fue concedido por el diario El País. Palabras que en su día fueron consideradas como políticamente incorrectas y a las que no se les dio prácticamente difusión.
Gervasio Sánchez. |
«Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo –a la que ustedes han conocido, junto a su hija Alia, en la imagen premiada; fotografía que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad–; el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, les he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad.... Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Fotografía premiada. |
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película "Cuentos de la luna pálida" de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabricamos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte. Muchas gracias».
¿Tendrá esas agallas suficientes nuestro próximo presidente del gobierno?
¿Será capaz de ponerle fin al mercadeo de armas?
Deberíamos pensarlo, exigirlo..., y actuar en consecuencia.
¡¡¡MALDITA SEA LA FABRICACIÓN
Y LA VENTA DE ARMAS!!!
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