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miércoles, 3 de agosto de 2011

ESPERANZAS Y "SONIDOS BLANCOS" EN EL CANTE DE JUAN VALDERRAMA

A finales de 2009 acaba de entregar a la imprenta los originales del libro "Miguel Hernández. ¡Dejadme la esperanza", primero de la Coleccción "Canción y Literatura", que me había encargado dirigir la Fundación Autor, de la SGAE, y más concretamente, Teddy Bautista.

Entregado aquel original, la Fundación Autor me propuso que empezara a trabajar sobre el segundo libro de la Colección que iba a estar dedicado a Pablo Neruda. Para ello, como punto de partida, me puse de inmediato a realizar la investigación sobre cuáles eran los poemas de Neruda que habían sido musicalizados en todo el mundo, y quienes habían sido sus compositores e intérpretes. 

El trabajo fue apasionante; en poco más de dos meses conseguí construir una base de datos de más de 900 canciones basadas en poemas de Neruda. Luego, con todo ese trabajo realizado, la SGAE, de la noche a la mañana, decidió pegarle el cierre a Ediciones y Publicaciones Autor, se cargó la Colección "Canción y Literatura" –que acababa de nacer–, me dejó con el proyecto de Neruda totalmente avanzado, no me abonó el trabajo realizado y ni los gastos que me había supuesto –ya en aquel momento en la SGAE había bastante sinvergüenza–, y el libro no salió... y la colección murió. (Aquí cerquita, sobre mi mesa, tengo los originales del libro de Neruda, esperando a ver lo que puedo hacer con ellos).

He contado todo lo anterior, primero porque me apetecía hacerlo –hay situaciones y hechos que hay que denunciar–; pero, sobre todo, lo he hecho para evocar uno de los encuentros más hermosos que viví durante el proceso de investigación sobre la "poesía cantada" de Pablo Neruda; durante dos meses, cada día hacía nuevos descubrimientos y en uno de esos días descubrí y escuché una versión del poema 12 de la obra de Neruda "20 poemas de amor y una canción desesperada" que me pareció bellísima –¡impresionante!–; fue la canción "Para mi corazón basta tu pecho", cantada por Juan Valderrama en su disco "La memoria del agua" (2002).



Desde aquel día, y por aquella canción, me hice con todos los discos de Juan, y me enganché a su trabajo reafirmándome, una vez más, en que mi universo sonoro, "a estas alturas de la película", lo integran las canciones que consiguen emocionarme al margen de estilos, géneros y otras clasificaciones que en realidad poco importan... Aquí lo único que importa es la belleza, la sensibilidad, la honestidad y el buen musicar y cantar, lo demás, en realidad, cada día me tiene más sin cuidado..., y a Juan Valderrama le sobra de todo eso.

Y "enganchao" a la obra de Juan Valderrama ha sido para mí un placer, y un acontecimiento, la aparición de su nuevo disco titulado "Sonidos blancos" (2011); disco que no solamente confirma su buen hacer como compositor y como intérprete, sino que además supone un espaldarazo a su madurez humana y a su sensibilidad poÉtica.



Descubro y siento en el nuevo disco de Valderrama tres cuestiones que me parece que deben ser destacadas:

La primera es la que él mismo ha declarado como "su amor por el flamenco", declaración en la que se hace presente, de forma incuestionable, la fidelidad a sus raíces. «He querido con este disco –nos dice– declarar abiertamente mi amor por el flamenco, un arte que ha impregnado mi vida y al que accedí de la mano de uno de los grandes genios de todos los tiempos: mi padre Juanito  Valderrama–, el mejor maestro que alguien pudo tener, el más sabio y el más perfecto de cuantos cantaores flamencos escuché jamás».

Este amor y esta apuesta por el flamenco, Juan, la concreta, por una parte, en la incorporación a su disco de varios cantes: tangos, alegrías, malagueña, fandangos, taranta y levantica; y, por otra, en la presencia, por ejemplo, de Don Juan Carmona "Habichuela" –en "Malagueña de Baldomero Pacheco"–, o en homenajes y entrañables recuerdos a su padre, a Pepe Marchena, a Antonio "El Sevillano, o a Enrique Morente, al que le dedica unos tangos que son profundamente tiernos y emocionantes, y que nos traen a la memoria aquella "estrella" que Morente siempre buscó y persiguió por su cielo granadino.


«Entre la  niebla de mis recuerdos
tu voz quebrada se confunde con el viento,
en mi memoria se para el tiempo
y un cante surge de mis adentros.
Lloran
la seguirilla y la taranta
en los tablaos ya no suenan las guitarras,
la luna luce su mantilla negra,
pero en Granada brilla tu estrella.
Y allá en la gloria,
allá en la gloria
están de fiesta los cantaores
ya se ha juntao lo mejor de los mejores.
Eres historia y eres eterno
porque tu cante vuela libre como el viento
y tu memoria, y tu memoria
quedará siempre para la historia.
Eres la fuente de la fantasía,
eres la esencia del cante flamenco
cante que nace de Andalucía».

La segunda característica que creo que es preciso resaltar en el disco "Sonidos blancos", de Juan Valderrama, es su revelación –clara y descarada, ¡como debe ser!– como un ser humano comprometido que sabe hermanar la denuncia social con la esperanza; un poeta-cantor que, con sus cantes, reivindica su derecho a creer en la "utopía".

Juan Valderrama.
(Fotografía de Juanlu Vela).«Déjame creer en la utopía

"Déjame creer en la utopía
y pensar que si queremos
aún no es tarde todavía... 
Vivir en un mundo 
sin odio ni maldad
pensar con la cabeza y pasar
de la mentira de esta sociedad
eferma de egoidmo y vanidad».
("Qué verdad tan grande")

En tercer lugar, es importante, resaltar la colaboración que se ha establecido en este disco entre Juan Valderrama y Luis Pastor. Colaboración que me ha emocionado y que me ha parecido muy enriquecedora para ambos.

Luis le ha puesto música a dos textos de Juan y Juan canta tres canciones de Luis: "Mis ojos sin tus ojos", sobre un poema de Miguel Hernández –canción, como la de Neruda, magistralmente cantada–; "Me llamo Juan Valderrama" –compuesta y escrita especialmente para él–; y "Los hijos de España", tema sobre el que me voy a permitir copiar el texto completo... (¡Os lo recomiendo... Hay que escuchar esta canción!).

«Vencidos de hambre,
heridos de alma,
enfermos de miedo,
muertos de esperanza.
De nieve y de frío
llegaban a Fracia
corazones rotos
en muchas gargantas,
restos de naufragio
de la roja España.
Perdida la paz,
perdida la causa,
perdidos los sueños,
perdida la patria,
perdidos de todo,
perdidos de España,
en tierra de nadie,
en campos de rabia.
Porque Europa tiembla
y el fascismo mata
y el destino acecha
y la guerra avanza
y la muerte ronda
tan cerca y tan flaca,
tan cruel y certera
que a todos alcanza.
Aquí están y vienen
los hijos de España
los muertos sin nombre,
los rostros sin cara,
aquí están y vienen
los que combatieron
y dieron la vida
por un mundo nuevo.
Aquí están y vuelven
los hijos de España
donde un canto muere
otro se levanta.
Aquí están y vienen
los hijos de España,
donde un canto muere
el mío se levanta».

¡Gracias Luis y Juan, o Juan y Luis, por canciones como ésta!... Y, para concluir este "cuelgue" quiero mencionar al equipo de músicos que han colaborado en el disco: Daniel Casares, Alejandro Álvarez, José Ruiz "Bandolero", Antonio Ramos "Maca", Jesús Lavilla, Alejandro Álvarez, David Romero, Oliver Sierra, Rubén Díaz Levaniegos, Antonio Maldonado y en los coros, palmas y jaleos: Luis Pastor, Ramón Campos, Josué Borja, Rubén García, "Bandolero" y  Vicente Suero "El Morito".

2 comentarios:

  1. Qué descripción tan bonita de la evolución de este gran artista y mejor persona. Yo,
    desgraciadamente, me quedé en el tercer disco y parte del cuarto, no consigo encontrar esa chispa por más que lo intento. Afortunados los que disfrutan de esa parte flamenca que ya Juan ha declarado que le llena el alma, me temo que no habrá marcha atrás y espero encontrar a alguien que me alimente el alma como él lo ha estado haciendo hasta ahora.

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  2. me ha encantado desde luego sea uno el que de el blog o lo deis dirigir varios da un valor especial da cuidado no se emociona

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