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lunes, 7 de mayo de 2012

CARLOS CANO NARRADOR - «GALLINAS QUE SE COMEN MARIPOSAS» (Primera parte)



El pasado 21 de abril dedicaba un "cuelgue" a CARLOS CANO refiriéndome a su admiración hacia Pablo Picasso, y evocando la época –entre 1971 y 1973– en que Carlos inició su andadura literaria con una clara influencia surrealista; etapa creativa del cantor granadino que es poco conocida, pero que resulta curiosa y, sobre todo, muy interesante como muestra de su extraordinaria imaginación, y de su magnífico, libre e intuitivo buen uso del lenguaje.

En concreto, y como muestra, durante tres días voy a reproducir el texto de un cuento escrito por Carlos. en 1972, con el título de «GALLINAS QUE SE COMEN MARIPOSAS»; cuento publicado en Barcelona por Antonio Beneyto en su obra: «Manifiesto español o una antología de narradores» (Ediciones Marte, 1973). (Aprovecharé también estos tres "cuelgues" para ofrecer un entrañable álbum fotográfico del amigo Carlos, a quien tanto quería).



GALLINAS QUE SE COMEN MARIPOSAS (Primera parte)

CÁNCIÓN DE LAS DESILUSIONES

Las... en... sus... que...
de... por... Se... me...
para... las... que...
Las... en... sus... me...

... Y cuando acabara mantilla pondría vitrina viera bien turistas. Aquel negocio no salía a flote a pesar de haber aumentado camas, blanquear techos, comprar anuncio luminario decía: Casa Camacho Comidas Chambres. Entre ella y Asistencia se arreglaron aunque con estrecheces eso sí, honradamente, para poner pensión precisa. Principio no fue mal –sólo tenían cuatro habitaciones distribuidas primer piso–, pero desde que abrióse comedor parecía como si todos turistas Santa Galena de los Astros se hubieran conjurado no pasar tan siquiera delante casa. Sólo huésped sostenía pensión: viejo profesor que jubilado, dedicábase estudiar ruinas monasterios desde pasados años. Aunque debía tener nombre en pila ellas pronunciaban siempre Profesor, modo que no origina mal alguno.


María Camacho, no verde, no familia, solitaria, pensaba todas cosas mientras descansaba agobiante calor estival bordando bajo toldo entrada. Levantó cabeza: alguien bajaba vereda Monasterio. Viendo posibles clientes, enebró rojo y comenzó claveles. A pocos segundos apareció hombre verde, lampiño, tristeza universitaria y extrañamente vestido: túnica blanca materialmente cubierta medallas, latón, gorro revista "Triunfo" protegía cabeza y escondía ojos colores gafas. Al verla, desapareció y tiempo ha, volvió con joven pálida delgadez que besaba entre brazos viejo libro sin apenas poder caminar: ¡ECCE HOMO! ¡Santo Dios!... exclamó y fue ayudar entrar comedor donde tendiéronlo medida sobre mesa. Preguntado "lampiño" ¿qué ha pasado?, éste limitó subir mano derecha hasta frente, después a corazón donde dio varios golpes. Pensó que quizá fuesen extranjeros y ahora: ¿Qué-le-ha-pa-sa-do?... Pero no palabras y extrañada, indicó esperar allí, cuidar compañero. Yo ir buscar ayuda –¡Asistencia!– para acostarlo arriba. Usted esperar, ES-PE-RAR... ¿sí?...


Cuando volvió con Asistencia. Profesor que dejaba largos paseos. Monasterio aconsejoles conveniencias no hospedar tipos tales cataduras temía pertenecieran cualquier secta inglesa, "esas que tanto mal causan buen creyente". Pero María qué tonterías, y Asistencia que a ella nadie rompía fe y que además dábale igual desayunando ellos pues "dejaba buenos cuartos". Al final subieron todos habitación 2 lavándole heridas y vendándole cuidadosamente.


Abril de 1970, primera actuación de Carlos Cano en público.


Pasaron varios días cuando cuales "lampiño" no moviose solo momento lado. María, administraba suma medida fuertes guerreros contra fiebres. Consecuencia: joven recuperó buen sentido con alegría grande "lampiño" que por primera vez quitóse gafas, bailando raras danzas alrededores cama, y desapareciendo de pensión mínimo su rastro.


Ella bordaba ahora mantillas habitación 2 con desconfianza Profesor que por menor motivo: Su curiosidad, doña María, va traer grandes... Pero ella encontrábase etérea y cada día conocía detalles joven Copérnico, extodo. Venía de Sur –mirada amarga– oliendo huellas Mariposas Musicales, encontrándose causa tal Monasterio Santa Galatea donde fue herido por sobre-gallina, y gracias veloz intervención "lampiño" que apareció preciso momento poniendo la fuga, pueden  hablar ahora tiempos pasados en ciudad mezquina acusado por etcéteras, y expulsiones geográficas. Pero él sabía y verdad era...


Interesada dejó aguja sobre bastidor poniendo amor en ojos y preguntas en labios: ¿Qué era, muchacho?...


–Era solamente, domingo, doña María. Solamente un domingo más, sentado en cualquier  taberna andaluza. Hacía tal calor que sin querer comencé a dormirme sobre la mesa. Entonces fue cuando soñé que aparecía entre unos humos anaranjados una gallina ¡plof! gigante. Todo "parecía tan real" que hasta noté un sudor frío bajarme por la espalda. Dispuesto a lo peor me escondí bajo la mesa y fue cuando la gallina comenzó a hablar... Bueno,  no la gallina aunque era la gallina... En fin, que escuché una voz tranquilizante salir de ella. decía: "No temas, Copérnico. Yo soy un Enviado del Amor que ha tomado forma para no despertar sospechas entre los profanos. Apaga tu inquietud y contigo soy". La gallina dio unos pasos hacia mí –¡vaya pico!–, abrió sus alones y sentóse: ¡coc-coc-coc!... Luego se levantó apareciendo bajo su culo-pluma un hermoso huevo-caja. El cascarón comenzó a cuartearse y ¡zas!, una túnica de seda blanca cubría su cuerpo. Tenía los ojos vendados y tras su pecho sobresalían dos bellísimas alas de mariposas gigante. Colocando sus manos sobre mi frente habló: "Hermano, la misión que te traigo es difícil pero de ti espera el sacrificio...


(CONTINUARÁ MAÑANA)

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