Martirio. |
Tras la publicación de su disco "Cristalitos machacaos" (1989), Martirio, manifestando en todo momento una total coherencia personal y artística, grabó su tercer álbum, "La bola de la vida del amor" (1991); un disco de búsqueda y de transición en el que Martirio decidió empezar a desprenderse de algunos matices del personaje que había creado y que había adquirido tanta popularidad, para empezar a mostrarse como ella era de verdad –y sigue siendo–: una mujer tierna, sencilla, sensible, solidaria, generosa, amante de la música popular y, sobre todo, apasionadamente enamorada de la vida y del amor.
En aquel disco contó con la colaboración y le acompañaron, entre otros, músicos y compositores de la categoría de Kiko Veneno, Chico Ocaña, Javier Ruibal, Hilario Camacho, Ray Heredia, Vicente Amigo, Juan Cerro, Fran Rubio, Antonio Toledo o Tito Duarte
En aquel disco contó con la colaboración y le acompañaron, entre otros, músicos y compositores de la categoría de Kiko Veneno, Chico Ocaña, Javier Ruibal, Hilario Camacho, Ray Heredia, Vicente Amigo, Juan Cerro, Fran Rubio, Antonio Toledo o Tito Duarte
Portada del disco de Martirio: «La bola de la Vida del Amor» (1991) |
«Aquel disco fue una ofrenda –cuenta Martirio en su libro "La vuelta a Martirio en 40 trajes"–. Por eso en su portada, entregaba la bola como mi corazón. Me sentía feliz de ser mujer, de acariciar y dibujarme con la espuma de mi feminidad. Empezaba a descubrir la diosa interior que todas tenemos. Se me quitó el miedo a estar sola.
"La bola..." significó para mi el inicio de un viaje, una travesía hacia mi misma. [...] Había comenzado a escribir yo sola las canciones... [...] La música que acompañaba a mi voz tenía también un espíritu de búsqueda. El amor que puso Webo en la producción del disco era el mismo que nos impregnaba a todos. En aquel tiempo nos había revolucionado el paisaje y el concepto musical del disco "Pasión", de Peter Gabriel. Y bajo esa influencia quisimos cambiar la orquesta tradicional que acompañaba las coplas por sonidos que permitieran viajar a la voz mandando postales desde las raíces de la tierra y la memoria, con la mirada de hoy»
«Echo de menos
la cama revuelta
ese zumo de naranjas
y las revistas abiertas.
Y en el espejo
yo encuentro tu mirada
No hay besos en la ducha
ni pelos, ni nada.
Te echo de menos
para abrir la puerta
Hay que darle a las llaves
un montón de vueltas.
Y por las noches
buscando la postura
me encuentro telarañas
por las costuras.
Lo mismo te hecho de menos,
lo mismo
que antes te echaba de más.
Porque si tú no te das cuenta de lo que vale
El mundo es una tontería
si dejas que se escape
lo que más quería.
Entre nosotros
un muro de metacrilato
no nos deja olernos
ni manosearnos.
Y de tu cuerpo
se llena mi pensamiento
y un mar den sábanas
me ahogo en intentos».
("Echo de menos". Kiko Veneno / Chico Ocaña)
Portada del disco de Martirio: «He visto color» (1994) |
En 1994, Maribel (Martirio) dio un paso más en la concreción de su identidad y de sus búsquedas personales y artísticas con la grabación del disco "He visto color", álbum compuesto por diez sevillanas a las que supo darle su propio tono y color. De aquel álbum habría que destacar tres novedades importantes: la intervención de su hijo Raúl Rodríguez, extraordinario guitarrista, que a partir de aquel momento se convertiría en uno de sus músicos imprescindibles; la definitiva simplificación formal y estética del personaje que representaba; y el hecho de que los textos de las canciones que integraron aquel disco fueron escritos por la propia Martirio; textos, por cierto de una hermosa sencillez, en los que navega con naturalidad entre el humor, la ironía y la ternura.
«En un barquito de oro
voy a llevarte
por el río arriba
para raptarte.
Y que al oler las flores
de la ribera
te acuerdes de mi cuerpo
sin que lo veas.
Tú no, tú no te escapes
arena del desierto,
tú no te escapes
eres oro en mis dedos
joya de nadie.
Como a un templo yo quiero
desbaratarte
coger piedra por piedra
y trasplantarte
y levantarnos juntos en una isla
en donde el viento beba de tu marisma.
Tú no, tú no te escapes
arena del desierto,
tú no te escapes
eres oro en mis dedos
joya de nadie».
("Tú no te escapes")
A partir de la edición del disco "He visto color", Martirio emprendió lo que podría calificarse como el definitivo arranque de la grandísima compositora e intérprete en que ha llegado a convertirse –una de las más grandes de nuestro universo musical–, arranque que inicialmente se concretó en tres discos sencillamente extraordinarios –auténticos discos de referencia–: "Coplas de madrugá" (1997) –disco-libro grabado con la colaboración de Chano Domínguez–, "Flor de piel" (1999) –en el que incorporó boleros y tangos que desde siempre le gustaron y le conmovieron–, y "Mucho corazón" (2001) –obra igualmente dedicada a canciones clásicas latinoamericanas a las que Martirio supo imprimirles el color y la "jondura" del flamenco, motivo por el que fue nominado en los premios Grammy Latinos como mejor álbum flamenco de 2002.
Respecto a los tres discos anteriores, Mingus B. Formentor, crítico musical del diario La Vanguardia, publicó un artículo titulado "La reina Martirio" (2-II-2002), del que, continuación, me permito reproducir algunas de las afirmaciones en él formuladas, que comparto plenamente:
«Su trilogía discográfica, que acaba de cerrarse con la publicación de "Mucho corazón", es digna de figurar en la misma cima de las mejores antologías universales de la música del siglo XX. Tengo para mí, y sin el menor asomo de dudas al respecto, que estamos ante la más trascendental y subyugante estrella femenina de la canción popular española del último cuarto de siglo. Doña Maribel Quiñones de León merece, del derecho y del revés, tratamiento de realeza, y eso se lo dice, con el corazón en la boca, un republicano federtal de toda la vida [...]. La reina Martirio anda "sembrá" por la vida y el arte [...]. Estamos ante una verdadera "top model" del espíritu, una emperadora del bien amar y el mágico cantar».
Martirio. |
Esta mujer es una GRANDE :)
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