Hoy voy a hacer un paréntesis en los "cuelgues" que vengo dedicándole a Martirio –estoy seguro de que ella va a comprenderme– para dedicarle uno muy especial a MANUEL CUESTA, a su banda, y a todo lo que aconteció anoche en el concierto que nos ofreció en la sala Galileo de Madrid; concierto de despedida momentánea porque con él Manuel pone fin a la etapa de su aventura artística vivida al abrazo de su disco "La vida secreta de Peter Parker", e inicia un periodo de creación del que surgirá un nuevo disco todavía imprevisible.
A este cuelgue quiero darle un tono muy especial de "agradecimiento" por los motivos que seguidamente explicaré y que, en realidad, se resumen en uno: anoche, una vez más, la música me salvó de un nuevo "naufragio" personal; anoche Manuel Cuesta y su banda –y todo lo que nos ofreció y me permitió vivir en su concierto– retroalimentaron mi esperanza que a lo largo de estos últimos días la he tenido un poquito "tocada".
¡Gracias por tanto, en primer lugar, a Manuel Cuesta, a Jordi Pinyol, a Albert Anguela, a Carlos Expósito y a Adán Latonda!
Manuel Cuesta. |
Hay días en los que te tienta la rendición; en que te dan ganas de abandonar los sueños, las utopías y las pasiones, y dedicarte, como diría mi buen amigo Carlos Cano, a sentarte tranquilamente en la orilla, y a "ver los barcos pasar". Son días en los que te acosa la soledad, el cansancio y la desesperanza, y en los que, si no hay alguien, o algo, que te salve, es muy probable que se te vayan muchos y muy hermosos proyectos al "carajo".
Uno de esos días especialmente raros –arrastrado de días anteriores– lo tuve yo ayer. No voy a entrar en detalles...; lo cierto es que como consecuencia de ello ayer tuve la tentación de abandonar, entre otros, el proyecto de un nuevo libro que me he propuesto escribir –lo sueño como un "libro-concierto"– y que se encuentra en plena fase iniciática.
Pues bien, el final del día de ayer –día raro, raro– lo pasé en la Sala Galileo participando como espectador del concierto de Manuel Cuesta, y, como antes decía, ¡menos mal!, porque lo que allí pude vivir y experimentar –a fin de cuentas, música, canción y amistad en estado puro– me salvo del "naufragio"...; bueno..., música y generosidad, porque como anoche mismo comentamos Rodolfo Serrano y yo, en varios momentos, Manuel es un ser humano que desborda generosidad.
A la hora de entonar mis gratitudes por lo de anoche voy a limitarme a dar unas cuantas pinceladas de aquellos momentos del concierto que me resultaron más hermosos e impactantes:
Quizá el primero, el homenaje que le rindió Manuel Cuesta al grandísimo Pablo Guerrero, que ahora cumple el cuarenta aniversario de su canción "A cántaros"; Manuel, acompañado al piano con apasionamiento por Adán Latonda, nos ofreció una increíble y enternecedora versión de la canción "Hoy que te amo". (Fue un momento en que me fue imposible contener las lágrimas).
Momentazo bellísimo y liberador también la interpretación de la canción "Tu risa en la Alameda" –Manuel sabe que es mi preferida... ¡como me pone afectiva e ideológicamente esta canción!–. En esta ocasión la interpretó a dúo con el cantautor argentino EMILIANO DEL RIO, que fue la gran sorpresa de la noche.
Emiliano del Río. |
Emiliano del Rio, es un cantautor argentino, recién llegado a nuestro país para pasar un mes entre nosotros y presentarnos su trabajo; de él voy a hablar mucho en los próximos días, ¡os lo aseguro!... Cuando anoche le escuché cantar sentí como se me revolucionaban hasta las entrañas....; Emiliano es un "cantautor" puro, aunténtico, comprometido, muy buen músico e intérprete con mucha fuerza y convicción... Escuchándole pensaba: «Pero Fernando, ¿estás loco? ¿como vas a dejar de seguir escribiendo sobre la "canción de autor" si ahora sigue en todo el mundo más viva que nunca?».
Por último, y para concluir este "cuelgue", deseo enumerar otros encuentros muy gratificantes vividos anoche en Galileo; encuentros con Rodolfo Serrano –al que antes ya citaba–, con Joaquín Pérez Azaústre, con Daniel Montes (Danieme) –que al final subió al escenario para cantar con Manuel– y con Alberto Ballesteros, a quien no conocía y que hoy ya me tiene "colgao" a su «Teatro Chino».
En fin, por todo eso, y por mucho más, hoy quiero darle las gracias a todas las personas mencionadas y, en particular, a MANUEL CUESTA... ¡Gracias Manuel!... aparte de admirarte mucho, sabes que te quiero más.
Y después de todo esto... ¡de naufragio nada, de nada!... Por mi parte ya pueden irse preparando, voy a seguir, dale que dale, con la "canción de autor", con el Centro de Documentación soñado, y ahora con ese nuevo "libro-concierto" que ya tengo entre manos.
Fernando, hermano...
ResponderEliminargenial! alegria inmensa tambien por nuestro embajador Emiliano! besos
ResponderEliminarCuanta alegria,cuanta vida,cuanta emocion transmitis Fernando en esta crónica, gracias de verdad por contagiarnos y permitirnos seguir alimentandonos de esta pasion que compartimos llamada "Canción de Autor"...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,hasta julio,,,,
No sabía nada, Fernando, pero me alegra tu decisión de seguir en el "tajo". Yo creo que es inevitable, no hay vuelta atrás, hay que seguir hacia delante. Me ha gustado tu cuelgue. "Vivo refugiada en la estación de las esperanzas, como una indigente de ilusión que a un sueño se abraza". Un beso
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