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martes, 5 de abril de 2011

¡MALDITAS GUERRAS! - XIV. "Contrastes y esperanzas"

UNA REALIDAD DESGARRADORA

Es curioso, cuando se produce un CONFLICTO BÉLICO, en cualquier parte del mundo, de quien no suele hablarse es de los llamados "niños de la guerra"; ellos son los grandes ignorados y, a la vez, para mí, los más cruelmente tratados y despreciados; las víctimas más dolorosas, injustas y despiadadas.

Hace unos años leí un libro escrito por Martín Monestier, titulado "Los niño esclavos" (Alianza, 1999), que me causó un gran impacto; voy a recordar dos fragmentos de ese libro que nos hablan de las MALDITAS GUERRAS; soy consciente de que son fragmentos duros y desgarradores, pero creo –a la vez– que sería muy injusto ignorarlos en este momento de nuestra historia:

«Los niños se han convertido en parte integrante de los conflictos armados, por no decir sus principales víctimas. Perdidos, separados de sus familias, abandonados o huérfanos, torturados, violados, raptados, muertos de hambre, enrolados por la fuerza, obligados a ejecutar a supuestos enemigos, a incendiar y matar... y en el mejor de los casos concentrados por millares en campos de refugiados. [...] Una de cada dos víctimas de las guerras recientes es un niño.

[...] Los niños no son tan solo víctimas pasivas, sacrificadas en nombre de intereses y objetivos que les sobrepasan. En muchas ocasiones también participan activamente en su propia destrucción y empuñan, en esas guerras salvajes y criminales, las armas que los matan, mutilan y destrozan psíquicamente».

...Y COMO CONTRASTE:
UN MOTIVO PARA LA ESPERANZA

Frente a la crueldad y a la injusticia puesta de manifiesto en la realidad anterior, en nuestro mundo, se producen también –a diario– realidades que, al menos a mí, me llenan de esperanza y de ganas de seguir luchando contra la violencia y, más directamente, contra las MALDITAS GUERRAS...; una de esas realidades está vinculada a la MUSICA y la protagoniza un gran director de orquesta venezolano llamado José Antonio Abreu.

José Antonio Abreu.
Se trata de un hombre de extraordinaria sensibilidad que considera que la MUSICA y la CREACIÓN E INTERPRETACIÓN MUSICAL son unos instrumentos irremplazables para unir a las personas, para favorecer la experiencia de la paz y, a la vez, para darle sentido, futuro, alegría y educación a todos los niños; sobre todo, a los que pertenecen a las clases sociales más humildes. Creencia que José Antonio ha concretado con la creación de una red de orquestas infantiles, juveniles y coros que integra a más de doscientos cincuenta mil niños y jóvenes músicos, la mayoría de ellos viviendo a situaciones personales de auténtica pobreza.

«Cuando a un niño que vive en un barrio rodeado de miseria le entregas un instrumento, le estás dando un arma –asegura Abreu–. Es lo único que tiene, lo que le va a permitir abrirse paso, y se aferra a él como un náufrago. Es su tabla de salvación. Por eso ensayan tres, cuatro horas diarias. Por eso y porque sus vidas adquieren repentinamente un sentido profundo. Un sentido que se contagia a sus familias y también a la comunidad. Con lo que hace, el niño adquiere su propia identidad. Lo peor de la pobreza no es carecer de cosas, es no ser nadie. En la orquesta, y gracias a la MÚSICA, son alguien».



...CONCLUSIÓN PERSONAL COMPARTIBLE

Con pensamientos, con proyectos y con ideales como los de José Antonio Abreu, y, a pesar de las guerras, yo me reafirmo EN QUE OTRO MUNDO ES POSIBLE...; incluso un mundo sin estas MALDITAS GUERRAS que tanto nos duelen...; ¡algo tengo que hacer! ¡algo tenemos que hacer entre todos para que ese otro mundo sea posible!...; cualquier cosa, menos la rendición... Y como dice Silvio:

«Yo te convido a creerme
cuando digo "futuro".
Si no crees mi palabra
cree en el brillo de un gesto».

2 comentarios:

  1. Gracias Fernando por tu permanente sensibilidad con todo aquéllo que supongo deberiamos compartir el común de los mortales. Alcanzar en el tiempo esa hermosas utopía que debe ser vivir en un mundo mas justo y mas digno. Siempre nos quedara el poder balsámico y evocador de la buena música.

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