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jueves, 28 de abril de 2011

CRÓNICA FOTOGRÁFICA DE UNA FIESTA-CONCIERTO INOLVIDABLE. Segunda parte.

La primera parte de la crónica del homenaje a Gabriel Celaya –que celebramos el pasado día 25 en la Sala Galileo Galilei, de Madrid–, la finalizábamos ayer con la actuación de Tabaré Picón que, acompañado de Gonzalo Castro a la guitarra, cantó la canción "Vino turbio", tema compuesto por Manuel Picón, su padre, al que personalmente llevaré siempre atrapado en mi recuerdo; ¡amigo del alma!.

Tabaré Picón y Gonzalo Castro, a la guitarra

Con anterioridad –como también recordábamos en el "cuelgue" de ayer– había cantado Olga Manzano, con el acompañamiento de Aníbal Aveiro.

Como su fotografía –realizada, como todas las de esta crónica, por Juan Miguel Morales– ayer todavía no me había llegado, la cuelgo ahora evocando su brillante participación en la Fiesta.

Aníbal Aveiro.

Tras el canto de Tabaré, Víctor Alfaro presentó a los que llamó "los dos Pablos": Pablo Guerrero y Pablo Sciuto.

Pablo Gerrero, el gran maestro: siempre solidario, siempre amigo, siempre humilde, siempre grande, siempre poeta..., salió al escenario, se acercó al micrófono, y tomando la palabra y los sentimientos de Celaya nos dijo:

«Cuando hay en la tierra tantos hombres que sufren 
ser feliz da vergüenza.
Pero yo lo soy, casi sin querer.
¡Soy tan feliz, perdón!
Por el aire, por el mar, por la brisa, 
por mi amor, por ¿qué sé yo?,
porque la vida se ensancha y es siempre diferente».

Pablo Guerrero.

El aplauso fue rotundo..., ¡BRAVO!..., Pablo... ¡El maestro!... 

Y, a continuación, el otro Pablo: Pablo Sciuto –uruguayo entrañable–, nos ofreció su canción titulada "Casa", tema que pertenece a su último disco al que ha llamado genéricamente "Planeta casa". (Ver "cuelgue" del día 15 de enero pasado: "Pablo Sciuto. Ficciones y realidades compartidas").

Pablo Sciuto.

¡Sigue la fiesta!... y Victor Alfaro presentó a Laura Granados, a Juan Antonio Muriel y a Antonio Higuero

El primero en cantar fue Antonio Higuero, que, acompañado al piano por Laura, interpretó el poema de Celaya titulado "Las madres"; poema musicalizado por Santiago Gómez Valverde e integrado en el disco "La palabra y el tiempo". (Ver "cuelgue" del 7 de marzo: "Santiago Gómez Valverde. Dos magníficos discos imprescindibles para los amantes de la canción y la literatura").

Antonio Higuero.

Después cantó Laura Granados –que es una creadora y una pianista excepcional– interpretó, acompañándose al piano, la canción "La frivolidad"... ¡tremenda canción que posee una vigencia absoluta!... Yo la escuché, por primera vez, en el disco colectivo "Café Libertad 8" (2005), y después en el CD "Laura Granados" (2006); desde entonces estoy "enganchao" a esa canción; Laura, en broma, me dice que de ese tema debería darme la mitad de sus derechos de autor...; yo sólo le reclamo, en serio, su amistad, porque es una de esas mujeres "grandes, grandes, grandes"...

«Nadie dice, todos callan 
como un lobo que nos traga
nos devora y nos engulle lentamente
La frivolidad, la frivolidad
Tienes tu coche, tu casa, tu tele, tu empleo, tu móvil, 
tu nombre, tu descanso, tu recreo, tu código de barras
y tu fecha de caducidad... para no pensar».

Laura Granados.

Y le tocó el turno a Juan Antonio Muriel, malagueño que vive en Madrid desde 1975; autor de cientos de canciones, entre ellas, por ejemplo, "Princesa" –creada en colaboración con Joaquín Sabina–, "Poder andaluz", "Guadalorce", "La luna vigila", o "Plaza del Atril". En esta ocasión interpretó el tema "A la orilla" que formará parte de su próximo disco "Caminar" . (Ver "cuelgue" del 17 de febrero: "Juan Antonio Muriel o la canción del artesano").

«Pude ser un vagabundo
inspector de papeleras,
fugitivo del invierno
sentado frente a una hoguera.
Pude ser un suicida
que persigue el arcos iris,
exiliado de la vida
que aparece en las estrellas.

Un pianista mal herido
por las teclas del silencio,
un pintor que anda buscando
el color del universo.
Un mecánico enamorado
de una dulce camarera,
apretando las bujías
sueña con ella, siempre sueña.
Un oficinista tomando café
entre las nueve y las nueve y diez;
un electricista arreglando la luna,
un marinero borracho de espuma.

Pero a la orilla de una guitarra me quedé,
porque a la orilla de una guitarra me siento bien.
A la orilla de una guitarra, me quedé».


Juan Antonio Muriel.

Mientras tanto JAVIER RODRÍGUEZ DEL BARRIO, trabajando "codo a codo" conmigo en la sala, para que la Fiesta fuera eso: Una fiesta alegre, relajada y solidaria de amigos unidos en torno a Celaya.

Sigue el concierto. Y aparece en el escenario Jesús Garriga que acababa de llegar de las Islas Canarias. Jesús cantó, en primer lugar, su canción "Miradas de horizonte", y, a continuación, el tema "Te quiero", creado a partir del conocido poema de Mario Benedetti. (Este tema Jesús lo tiene grabado en su disco "Hijo de sol". Ver cuelgue del 8 de diciembre de 2010: "Jesús Garriga. Uno siempre vuelve a los sitios donde amó la vida").

Jesús interpretó el tema de Benedetti, respondiendo a una petición mía, porque la canción "Te quiero" era otra de las favoritas de Gabriel Celaya –solia escucharla en el disco "¿De qué se ríe?" (1976), de Quintín Cabrera–. En la voz y con la música de Jesús –después de más de treinta y cinco años– el poema de Benedetti adquiere nuevas dimensiones: un aire más fresco, e incluso un compromiso social mucho más dinámico y actualizado...; una bella canción de amor imprescindible en los tiempos que corren... Estoy completamente seguro de que si Celaya pudiera escuchar la versión de Jesús Garriga se emocionaría mucho y nos regalaría una de sus miradas azules de mar en calma.

Jesús Garriga.

«Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía».

Y mañana seguimos con la tercera parte de esta crónica...; fue en concierto que, como podéis estar comprobando, me ha dado mucho que escribir, o, lo que es lo mismo, mucho que recordar y homenajear al Gabriel y a Amparo...; a fin de cuentas, ese es el objetivo

4 comentarios:

  1. Me encanta Lucini, recordar a Celaya con tu crónica y con los poemas y canciones que has puesto. Gracias (segunda parte)
    Un abrazo

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  2. Fernando:
    Ne alegro mucho de que el homenaje haya salido tan bién. es una pena que no haya podido estar allí. Por lo que veo y leo me he perdido algo maravilloso.
    Enhorabuena por lo que a ti te toca.

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  3. José, hubo un momento en que te recordé mucho y me dio pena que no hubieras podido estar con nosotros... Fue cuando Pablo Guerrero leyó el poema de Gabriel. Un abrazo.

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  4. Muchas gracias por los cuelgues del homenaje al entrañable Gabriel Celaya. Grandes mis queridos amigos Laura Granados y Juan Antonio Muriel, a quienes quiero con el alma desde hace muchos años. Compartí con ellos escenario y momentos maravillosos. Gracias Fernando.

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