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sábado, 23 de abril de 2011

¡CHAPÓ A LA TRAYECTORIA MUSICAL Y POÉTICA DE ELENA BUGEDO! La calidad y los sentimientos como único objetivo.

No recuerdo muy bien la fecha –pudo ser en el 2003 o 2004...; después de todo, ¡qué más da!– lo que nunca se me olvidará fue el impacto que me produjo aquella voz...; se me quedó muy grabada...; una voz bellísima.... Fue la primera vez que escuché cantar a ELENA BUGEDO.

Elena Bugedo.

Aquel día, Antonio Peña presentaba en la Sala Clamores, de Madrid, su nueva línea de producciones musicales en la que contaba, inicialmente, con Enrique Moratalla, el dúo Desacordes (Rubén Buren / Pedro Herrero), y Elena Bugedo. Cantaron todos ellos, pero en realidad, como antes decía, a mi quien me "prendió", dejándome –desde aquel día– "calentito el corazón", fue Elena... Escucharla cantar resultó muy impactante, no sólo para mí, sino para la gran mayoría de las personas que estábamos en la sala y con las que pude intercambiar impresiones sobre ella...; "¡magnífica!", era la palabra que aquella noche mas repetidamente se escuchaba en Clamores.

Pasaron varios meses y Elena Bugedo quedó ahí, en mi memoria musical y sentimental, como un referente difícilmente olvidable... Supe que formó parte del colectivo granadino "Núcleo de nuevos autores", y un montón más de detalles y piropos que me contaba y le otorgaba Esteban Valdivieso cuando nos encontrábamos en Granada... También hablé de ella muchas veces con Juan de Loxa –que en esto de la canción es sabio– y siempre coincidimos en que Elena era una de las mejores voces que teníamos en el Sur.

Por fin un buen día, a finales del 2004, pude hacerme con el primer disco de Elena Bugedo: "Que así sea", editado por Sony-BMG; disco que recomiendo y que habría que recuperar porque es una de esas obras, que por su calidad, difícilmente pueden envejecer.


La audición de aquel disco supuso mi segundo encuentro con la voz de Elena; un segundo encuentro más íntimo y relajado que me permitió no solo disfrutar de su voz –insisto: magnífica– sino a la vez escuchar sus confidencias, su forma de ser y de entender la vida, su apasionada visión del amor y del desamor, su sensibilidad para disfrutar de las pequeñas cosas y de los pequeños momentos, y, en particular, su gran lucidez y su extraordinaria capacidad crítica a la hora de afrontar y de analizar la realidad y el tiempo en que vivimos

«Ahogamos peces con fuel, vestimos de temporal
bebemos copas de hiel, amamos lo artificial.
Sintetico es el amor, de plástico la verdad
compramos sueños de oferta, vendemos la dignidad.
No nos gusta lo que somos, siempre hay algo que nos falta
criticamos al vecino, olvidamos dar las gracias,
la honradez pasó de moda, hoy premiamos la ignorancia
y por la parte que me toca, el triunfo es una mafia».

«Cultivamos el desprecio, despreciamos el saber,
llamamos artista al necio, y necio al que tiene fé
liquidamos enemigos, hablamos de libertad
escasean los amigos, abunda la mediocridad.
Fomentamos los rencores, enlatamos la comida
nos sentimos superiores, y tomamos aspirinas
El café descafeinado, descafeinada la vida
y para endulzar el alma ,¡tenemos la sacarina!».
("Disfraz de nube")

Frente a la realidad expresada en esta canción –canción grabada en 2004 y que, siete años más tarde, sigue teniendo plena vigencia– Elena Bugedo sintió la tentación de hacerse con un "disfraz de nube" y "volar a otro planeta"; pero no, aunque corrían –y siguen corriendo– malos tiempos ("tiempos impredecibles"),  ella no estuvo dispuesta a someterse a la rendición: "tras la tormenta seguiré aquí" –nos dijo– "teniendo cosas que decir"... Y es que a Elena "no le falta ni una pizca de coraje" y "no le sobra ni una pizca de buena fe".


Elena Bugedo en el Teatro Hogar Virgen de los Reyes, Sevilla.
Encuentros: "Cantautando... y ¡eso es lo que hay!"

Tras aquella primera grabación, sé, y soy testigo en la distancia, de que Elena vivió una intensa experiencia de recitales, premios, luchas, esfuerzos, generosas solidaridades y frustraciones...; ¡sí! la frustración que produce constatar, y tener que asumir, lo duro y lo difícil que resulta en nuestro país abrirse camino y vida en el mundo de la cultura, y, en particular, en el de la canción que se toma en serio la calidad y la autenticidad de los sentimientos, lo que Montalbán llamaba: "los suspiros del alma".

Frente a esa realidad Elena decidió abrir un paréntesis, en su vida y en su trayectoria artística, para reencontrarse y realimentarse poética y musicalmente; y, sobre todo, para plantearse su futuro... (aquello que se preguntaba tantas veces su paisano Carlos Cano en los años sesenta y setenta: «¿Qué va a ser de mi vida?»); paréntesis que decidió cerrar tras su encuentro artístico con el cantautor argentino Fede Comin –magnífico creador y, como Elena, gran luchador, al que le debo un extenso "cuelgue" bien merecido–.

Fede Comin y Elena Bugedo.
De aquel encuentro artístico, surgido del entendimiento y de la no rendición de ambos –recordemos: «tras la tormenta seguiré aquí teniendo cosas que decir»–, Elena y Fede montaron un espectáculo al que le pusieron el nombre de "MIRA COMO TIEMBLO", todo un magnífico montaje multidisciplinar presentado en el Teatro Alhambra, de Granada, y con el que realizaron una importante y exitosa gira internacional que les permitió sentirse felices y realizados: por fin la sensibilidad, la honestidad, la lucha persistente, la fe en lo que hacían, la buena música y el bien cantar habían ganado la partida.

Fede Comin y Elena Bugedo en Buenos Aires,
Argentina, 2008.
Del espectáculo "Mira como tiemblo", surgió, en 2008, la grabación y la edición de un CD con ese mismo título, obra en la que se alternan temas creados por Fede y por Elena –más un tema compuesto en común, precisamente el titulado "Mira como tiemblo"–; y en el que se funden ritmos y sentimientos, en una especie de abrazo "musico-intercultural" verdaderamente hermoso, y desbordante de optimismo, de "buena marcha" y de auténticos temblores de sensibilidad y de ternura.


Debo ir terminando este "cuelgue"; se está haciendo, tal vez, demasiado largo...; pero es que Elena Bugedo, tras sus incansables luchas y esfuerzos por la música sureña de calidad, se lo merece.

Ahora vuelve a cantar en solitario, la escuché hace unos días en Sevilla, en el encuentro "Cantautando... y ¡eso es lo que hay!", primero cantando sola, y luego con Kiko Veneno, Luis Pastor Alfonso del Valle y Ángela Biedma...; y contemplándola –primero en el escenario, y luego tomándonos unas "cañas"– tan llena de vida, de alegría, de fuerza, de ilusiones... pensé –y lo sigo pendando–: «¡Canta Elena, ¡canta! porque a pesar de todo lo que pueda pasar por el mundo tú consigues ponerme  calentito el corazón!... ¡Gracias Elena!».

Kiko Veneno, Elena Bugedo y Luis Pastor, en Sevilla.

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