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domingo, 6 de marzo de 2011

...Y LA SIGO BUSCANDO ...Y LA AMO... Y SÉ QUE LA TENGO... PERO LA NECESITO UNIVERSALMENTE COMPARTIDA

Desde hace unas semana me vienen asaltando varios pensamientos que no puedo borrar de mi "disco duro interior" y que me gustaría compartir con vosotros y con vosotras.

El hecho es que llevo una temporada en que me está pasando, y estoy sintiendo, lo mismo que expresaba Celaya en estos versos:

«Me asomo a mi agujero, pequeño.
Fuera suena el mundo, sus números, su prisa,
sus furias y su lamento.
Y escucho. No lo entiendo.

Los hombres amarillos, los negros o los blancos,
la Bolsa, las escuadras, los partidos, la guerra:
largas filas de hombres cayendo de uno en uno.
Los cuento. No lo entiendo.

Levanta sus banderas, sus sonrisas, sus dientes,
sus tanques, su avaricia, sus cálculos, sus vientres,
y una belleza ofrece su sexo a la violencia.
Lo veo. No lo creo.

Yo tengo mi agujero oscuro y calentito.
Si miro hacia lo alto, veo un poco de cielo.
Puedo dormir, comer, soñar con Dios, rascarme.
El resto no lo entiendo».


Y lo que menos entiendo, en estos momentos de mi vida –en pleno siglo XXI– es la pérdida, o la ausencia, de libertad que sufren personas que tengo muy próximas –a las que todavía se les niegan sus derechos fundamentales–, o a la que se ven obligados a renunciar pueblos enteros como está ocurriendo ahora mismo –y es sólo un ejemplo– con el pueblo libio.

Frente a esas pérdidas o ausencias de la libertad, me viene a la memoria, cada vez con más frecuencia, algo que aprendí leyendo el Quijote, allá en mi adolescencia. En aquel momento fue una de las cosas que más me interesó:
(Ilustración de Federico Delicado)

Efectivamente, es cierto que la libertad es un don que recibimos los seres humanos y que es, realmente, lo que nos identifica como tales –es parte esencial de nuestra identidad más profundamente humana– ...; sin embargo ¡cuántas veces la sentimos tan ausente!

Este era un tema del que hablaba con frecuencia con José Antonio Labordeta; recuerdo un día, que escribiendo el libreto de su disco "Nueva visión" (1999) –que en realidad fue una amplia biografía– mantuvimos una larga conversación que giró en torno a dos de sus canciones que, aunque compuestas en dos momentos bien distintos de su vida, se engarzan en una misma trama narrativa; me refiero al "Canto a la libertad"  y a "Abrí todas las puertas".

José Antonio Labordeta: "Nueva visión" (1999) y "Canto a la libertad" (2010).
En ambos discos tuve el placer de participar escribiendo dos amplios textos biográficos
de José Antonio
En 1975, al final de la dictadura franquista José Antonio compuso, y convirtió en himno para la esperanza, su inolvidable "Canto a la libertad", en el que nos decía:

«Habrá un día en que todos al levantar la vista.
veremos una tierra que ponga libertad [...].
También será posible que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro la lleguemos a ver
pero habrá que empujarla para que pueda ser»

Cuando en aquel momento pensábamos en ese día soñado en que "al levantar la vista" podrímos empezar a disfrutar de la libertad, pensábamos en el final de la dictadura y en en el triunfo de la democracia.

Y aquello tan esperado llegó, y empezamos a vivir, es verdad, con muchísima más dignidad... pero José Antonio, en 1978 –en su disco titulado "Que no amanece por nada"– sintió la necesidad de escribir esta otra canción sobre el valor y la experiencia de la libertad:

«Abrí todas las puertas cuando se hizo la luz,
recorrí los desvanes, tampoco estabas tú,
pequeña, dulce, triste, hermosa libertad [...].
Grité por los caminos, y contra el cielo azul,
anduve los caminos, tampoco estabas tú [...]
Dejo la puerta abierta, él árbol y a luz
pues siempre espero ver que me saludes tú,
pequeña, dulce, triste, hermosa libertad [...]».

Hoy, treinta y tantos años después he llegado, de nuevo, a una conclusión: "SIGO BUSCANDO LA LIBERTAD... LA AMO... SÉ QUE LA TENGO... PERO LA NECESITO UNIVERSALMENTE COMPARTIDA»...; conclusión que me lleva al convencimiento de que, unidos codo con codo –alma con alma– tenemos que «seguir empujándola para que pueda ser»... 

... Por eso, en este final de domingo, me llena de alegría y de esperanza el artículo que acabo de leer en el diario El País –escrito por Enric González desde El Cairo–; un artículo que lleva los siguientes titulares:


Ola de cambio en el mundo árabe - Rebelión contra las autocracias

Esta revolución es por dignidad

La época del miedo ha terminado.- Las sociedades árabes aspiran a la libertad que les han negado unos dictadores ajenos a las aspiraciones de libertad de unas sociedades mayoritariamente jóvenes



5 comentarios:

  1. Es impresionante la celeridad con que está ocurriendo todo.
    Parece que el hombre siente esa necesidad intrínseca que obvia las fronteras.
    Tal vez sea eso...
    Que la libertad tiene identidad propia y la está pidiendo a gritos.
    Estamos asistiendo a un cambio único que incluso se paga con sangre...
    ¿Lo entiendo?...

    Un placer leerte.

    Besos

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  2. ¡Ay, Lucini! Que cierto lo que cuentas en esta entrada...la libertad, los que la tenemos no la valoramos...y te cuento algo por lo que me miran raro alrededor, todos los días escucho "canto a la libertad" y varias veces porque es mi timbre de llamada del móvil. Por eso al leerte hoy me ha gustado tanto recordar a Labordeta....Un secreto...A veces tardo en coger la llamada para escucharlo mejor...
    Un abrazo.

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  3. hola
    he escrito un libro sobre celaya .El día 10 de marzo lo presento en hernani, el 17 en SS y el 20 en rentería
    me gustaría ponerme en contacto contigo
    alvaroocariz@yahoo.es
    saludos

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  4. Muchas gracias Fernando. Viniendo de tí, ese reconocimiento me motiva especialmente. Siempre he admirado tu trabajo con la Poesía hecha canción, y, en especial la memorable colección "La Palabra Más Tuya", que conservo como un tesoro. Un abrazo de otro "pabloguerrista" de siempre (qué bonita palabra).

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