La palabra de RAFAEL ALBERTI se une a nuestro clamor compartido por la PAZ, y lo hace con uno de sus composiciones poéticas más comprometidas. Se trata del "Mensaje de Juan Panadero al Congreso Mundial por La Paz", escrito en París, en abril de 1949.
Es, sin lugar a duda, uno de los textos que más me ha impresionado a lo largo de todos los años –ya muchos– en los que sueño con la PAZ, y en los que tengo como horizonte –deseable e irrenunciable– el fin definitivo de las MALDITAS GUERRAS.
«Aquí estoy. Aquí ya estamos.
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre.
Aquí estamos. No podréis
con la vida, pues la muerte
es sólo lo que tenéis [...]
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte.
Quien es la guerra es la nada.
Una memoria amarilla,
una cifra ensangrentada [...].
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos.
¡Paz al mundo! Corazones
arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los cielos,
bajo el mar, sobre los mares [...]
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el sueño.
Paz en la pasión del grande
y en la ilusión del pequeño.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra,
un hombre del mundo entero».
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra,
un hombre del mundo entero».
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