Mi primera reflexión sobre lo que fue, y sobre los proyectos que realizó, la Asociación de la Música Popular, entre 1983 y 1984, se concreta en una valoración muy positiva. Creo sinceramente que hicimos un buen trabajo y, sobre todo, que lo hicimos con mucha ilusión y con muchas ganas de que la música y la canción de autor ocuparan culturalmente el lugar que en justicia se merecían y les correspondía; y que anteriormente se le había sido oficialmente negado
Lo lamentable fue que aquella iniciativa y aquella ilusión duró solamente dos años porque la Asociación tuvimos que disolverla a finales de 1984. Los motivos del "cierre" fueron esencialmente económicos, es de decir, de financiación. Y en ello influyeron dos circunstancias:
En primer lugar, partiendo de la autocrítica, creo que uno de los grandes fallos que tuvimos el equipo de dirección de la Asociación fue que no fuimos buenos administradores en dos sentidos:
Por una parte no tuvimos demasiado claro y descuidamos el concepto de reinversión, es decir, de buscarle una rentabilidad real e inmediata a todo lo que hacíamos. Mientras tuvimos fondos, siempre el afán de emprender proyectos necesarios y la calidad de los mismos, estuvo muy por encima de la rentabilidad como obsesión o como principal preocupación. (Evidentemente no estábamos hechos para el mundo de los negocios).
Por otra parte tampoco fuimos buenos gestores de ayudas económicas o de patrocinios que completaran la subvención que nos había proporcionado el Ministerio de Cultura.
En segundo lugar, el cierre de la Asociación respondió también a que el Ministerio se negó a renovar aquella primera ayuda que nos sirvió para el arranque de las actividades; actitud no prevista ni anticipadamente advertida que nos hizo pensar –y creo que estábamos en lo cierto– que la primera subvención había sido como una especie de "regalo o limosna de agradecimiento" a lo mucho que la canción había contribuido en el proceso de consolidación de la democracia, pero nada más; ...los políticos socialistas del momento nos negaron más ayudas, pero se quedaron con su conciencia muy tranquila sin importarles que se fuera "a la mierda" un proyecto que se estaba iniciando y que presentaba y ofrecía interesantes horizontes culturales. (Es penoso, pero de la Revista "Música Popular" salieron solamente dos número, cuando se habían conseguido ya más de 150 suscripciones, y cuando parecía que el proyecto empezaba a tener ciertos visos de sostenibilidad).
Pero en fin, cerramos porque no había más remedio que hacerlo y ya está... Lo importante ahora es reflexionar sobre la memoria para pensar en el futuro. Punto en que seguidamente quiero situarme:
Fotografía de Juan Miguel Morales tomada en una de las Asambleas celebradas en Barcelona con motivo del Movimiento "Democracia Real ¡Ya!" |
Estamos en un momento interesantísimo en nuestro país, basado en la toma de conciencia, sobre todo por parte de la juventud, de que hay que avanzar hacia una "democracia real", y de que ésa es la única clave que interesa y que hay que exigirle a los políticos –se entiende a los que son éticos y democráticos; no a los corruptos aunque sigan en el poder pendientes de una sentencia– sean del signo o de la ideología que sean.
Para que ese avance se produzca realmente, hoy, por primera vez después de muchos años, los jóvenes están expresando sus posiciones y sus propuestas de forma pública, clara y concreta.
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