Es cierto que el encuentro y el hermanamiento entre la poesía y la música, o si se quiere entre la canción y la literatura, tiene ya una larga e intensa historia; tan largar y intensa que, en realidad, son pocos los "cantautores" que en algún momento de su trayectoria creativa no han musicalizado y cantado a nuestros grandes poetas. Sin embargo en el caso que hoy nos ocupa ese encuentro y ese hermanamiento entre el poeta y el compositor adquiere dimensiones extraordinarias.
En
"Alguien al otro lado" se pone de manifiesto un trabajo de creación realmente ejemplar; se trata de un disco-libro que ha nacido después de dos años de aproximación y de mutuo encantamiento entre la palabra de
Neuman y la música de
Trova; dos años durante los que los versos del poeta se han dejado acariciar por la música del cantautor, y durante los que el cantautor ha sabido escudriñar –a guitarra limpia y con un tierno respeto– la musicalidad latente en los versos del poeta.
Aventura que
Juan nos describe en estos términos:
«Es fácil dejarse seducir por los versos de Andrés Neuman [...]. En un abrazo, palabras y acordes adquieren una vida singular. Se enamoran, crecen y nos reclaman su identidad, diferente, propia [...]. Con cada nota, con cada arpegio he pretendido respetar, a corazón abierto, cada sentimiento que el escritor ha puesto en su poesía, que es al fin y al cabo su vida. Las melodías han ido naciendo de una lectura profunda, detenida en todos y cada uno de los versos que forman los poemas, y he tenido la suerte de encontrarme de frente con los sonidos que reclamaban. O tal vez sean ellos los que me han encontrado a mí».
Se trata pues de una historia "cultural" de encuentros, seducciones, apasionamientos, entregas y engendramientos de radical singularidad. Historia en la que además han participado –realzando la belleza de las "cancio-criaturas" nacientes– dos músicos, arreglistas y guitarristas extraordinarios –¡magníficos!– Nicolás Medina y Alberto Ruiz.
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Presentación de "Alguien al otro lado" en Granada. |
Al final, cuando tienes entre tus manos
"Alguien al otro lado", te encuentras con dos inseparables creaciones:
En primer lugar, con un libro de poemas –cantados y cantables– que se completa con eso que llaman ahora un
"Bonus tracks" –que en realidad no es más que una especie de hermoso "regalito"– que contiene
"12 haikus urbanos" –poemas breves de tres versos– y un
"Ultimo acorde".
«PERSECUCIÓN
–dice uno de los haikus de Neuman–.
En el retrovisor
la luna llena»
En segundo lugar, en
"Alguien al otro lado", te encuentras también con un CD en el que se pueden escuchar las 12 canciones creadas e interpretadas por
Juan Trova; y los doce poemas, sobre las que han sido creadas, recitadas por
Andrés Neuman.
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Juan y Andrés en el estudio de grabación. |
Por último, para concluir esta reseña, quiero incidir en tres cuestiones que considero importantes.
La primera es resaltar y reconocer que
Juan Trova cada día canta mejor; en este disco, a través de su canto, no puede disimular la pasión que ha puesto y ha desarrollado en el proyecto; una pasión que en
"Alguien al otro lado" se desboca incontenible en calidades sonoras.
La segunda, destacar la fuerza, la belleza y la profundidad de los versos de
Andrés...; ¡impresionantes!....
Y la tercera, advertir que nos encontramos con un disco-libro para leer y, sobre todo, para escuchar...; esto de escuchar puede parecer una obviedad tratándose de canciones, pues no, lo advierto porque el trabajo que
Juan Trova nos ofrecer ahora –de la mano de
Andrés, de
Nicolás y de
Alberto– requiere ser gozado en el silencio y sin prisas; es decir, dejándole que nos penetre y que las palabras y la música revuelen por ahí dentro, en las "entrañas", entre sístoles y diástoles, es decir, donde habita y estalla nuestra sensibilidad... Siempre lo he pensado y lo creo,
Juan Trova es un "cantautor" de raza que antepone a su canto, por encima de todo, la
calidad y la
sensibilidad, cualidades a las que las prisas, la eficacia, la búsqueda del éxito y otras locuras, nos tienen cada vez más desacostumbrados.